lunes, 15 de agosto de 2011

JMJ


En estos días son pocos los que alzan su voz en contra de la visita del Papa a nuestro país, son pocos pero gritan mucho, lo cual ya dice demasiado de ellos. Son esos colectivos a los cuales se les llena la boca de hablar de derechos, de justicia social, de solidaridad, y de otras tantas cosas de las cuales se hacen portadores de banderas. Lo curioso de estos movimientos es que hablan de libertad, pero según la entienden sus movimientos y nunca según la entienden otros movimientos distintos a ellos. Se arrogan ser los paladines de la libertad de expresión, pero lo son sólo de su libertad de expresión; todo aquello que esté fuera de su pensamiento no es válido y ha de ser desterrado.

Ahora piden que el Santo Padre haga una condena sobre la actuación de la Iglesia durante el franquismo. En primer lugar hay que recordarles que hay heridas que es mejor dejar que cicatricen y, sobre todo, que no olviden que los muertos de la guerra civil lo fueron en ambos bandos. Yo pediré que el Papa pida perdón cuando lo vea hacer primero a Santiago Carrillo, a Cayo Lara y a ese sector del socialismo más retrogrado que pugna aún por desenterrar muertos, olvidando que los muertos que se desentierran traen consigo fantasmas difíciles de espantar. En segundo lugar: estos movimientos hacen alarde de su ignorancia. No se han enterado todavía que el Papa viene a un encuentro de jóvenes, no viene para hablar de política. Por cierto, resulta muy curioso que anden pidiendo un estado laico y donde desaparezca todo atisbo de religión a la vez que piden que la cabeza del catolicismo se pronuncie sobre un acontecimiento que fue eminentemente político. Simplemente curioso. Sus lacayos están a la que saltan, claro ejemplo de ello es la llamada cadena “Sexta”, a la que yo llamo “Secta”. Aprovecho para hacer un llamamiento a todos para acabar con ella, ¿cómo? Desintonizándola. ¿Sabéis cual es la táctica ahora? Primero un noticia que tenga que ver con el hambre en el mundo, bien acompañada de imágenes impactantes. A continuación: el papa visita España…. Y que cada uno saque sus conclusiones, por que el subconsciente las tiene muy claras: pobreza-muerte-hambre-desolación, frente a Iglesia-Papa-riqueza-poder. ¿Dónde quedó aquel Emilio Aragón cuyas canciones cantábamos y cuyos programas nos hacían reír? Pobre hombre.

La visita de Papa, para los católicos y los no católicos, es una ocasión importantísima para poder escuchar un mensaje de esperanza, unas palabras de ánimo y, sobre todo, un aliento del Espíritu Santo. No viene Ratzinger, como algunos quieren hacernos pensar, sino que viene Pedro, el apóstol elegido por Cristo para gobernar la barca de la Iglesia, el encargado de transmitirnos la palabra de Cristo, no la suya sino la de Cristo. Yo no sigo a este papa o aquel otro, sigo a Cristo en la persona del Papa porque, más allá de sus errores humanos que no dudo que tendrá, como yo, su boca es instrumento del Espíritu Santo para que sea el mismo Cristo quien nos hable al oído. Jesús de Nazaret no se quedó en Nazaret esperando a que viniesen a por él para ser crucificado, fue al encuentro de sus crucificadores dando un mensaje de vida por los caminos de Palestina camino del Gólgota. San Pedro no huyó de Roma, sino que a medio camino se volvió al entender que su misión estaba en medio del pueblo que Dios le había confiado hasta la muerte. El Papa no llama a los jóvenes para que vayan a su encuentro, es Él quien desea salir a su encuentro para ser testigo en medio de nosotros de que Cristo sigue vivo. No es más que un hombre de ochenta años largos, no es más que un anciano. Pero no es un anciano que mire el pasado con añoranza y espere sin más el momento de la muerte; es un anciano cuyas palabras son Esperanza y mensaje de Cristo. Es un profeta cuya misión es denunciar la injusticia del mundo y la iniquidad del ser humano. Y Él no es un hipócrita al estilo Belén Esteban cuando dijo aquello de: “donde tiene que ir el Papa es a Somalia y donde están pasando hambre” (si tanto le importa la injusticia del mundo y el hambre en Somalia ¿por qué no se va ella y nos deja a todos descansar?).

Juan XXIII, el papa del Concilio Vaticano II, cuando inicio las sesiones que cambiarían el espíritu de la Iglesia dijo: “No hemos de temer a los pájaros de malos agüeros”; yo digo lo mismo, dejad que esos pájaros sigan con sus agüeros de siempre y sus cantinelas cansinas y ancladas en el odio y el rencor. Yo deseo escuchar las palabras del Papa, el aliento de Cristo y la voz del Espíritu Santo a través de un anciano que sí se moja y no habla sólo desde la comodidad del salón. Bienvenido Santo Padre.